La única forma de superar los vicios de origen del Tratado, y su esencia selectiva y discriminatoria, es cumpliendo el objetivo de la eliminación total de las armas nucleares que garantizará la seguridad de todos por igual.
––Si hubiera podido ––decía–– realizar mi proyecto de ir a Brighton con toda mi familia, eso no habría ocurrido; pero la pobre Lydia no tuvo a nadie que cuidase de ella.
Los maestros lo intentaban todo, incluso la súplica, pero Tomás tenía por costumbre dirigirse a ellos sólo en latín, lengua que dominaba con fluidez papal y en la que no tartamudeaba.