Sin embargo, su franqueza a menudo puede ser mal percibida como rudeza por aquellos de tipo sensible, dejando a las dos partes sintiéndose incomprendidas.
Habían sorteado juntos las incomprensiones cotidianas, los odios instantáneos, las porquerías recíprocas y los fabulosos relámpagos de gloria de la complicidad conyugal.
Necesitamos mucho más contexto, nos falta contexto y, entonces, por eso, en las redes sociales y, como digo, especialmente en WhatsApp, podemos acabar en malentendidos.