Una rebelión de trabajadores hizo que los inversionistas se fueran con todas las ganancias de explotar la tierra y dejaran al pueblo nuevamente en la miseria.
Así en constantes derroches de nuevos adelantos —necesidad irresistible de compensar con siete días de gran señor las miserias del obraje— el Silex volvió a remontar el río.
Huyendo de las miserias de los jornaleros en los olivares del campo andaluz, la pareja se instaló en el Protectorado tras la guerra del Rif, en el año 26.