BLAST levantará un mapa del polvo frío interestelar a fin de comprender cómo se forman las estrellas e inspeccionará el cielo en busca de galaxias en el confín más remoto del universo.
Ese satélite canadiense del tamaño de un maletín obliga a los astrónomos a revisar las teorías sobre algunas estrellas y aporta nuevos conocimientos sobre los gigantescos y misteriosos planetas que rodean algunas estrellas.
Con planetas habitables, los científicos se refieren a planetas rocosos a una distancia adecuada de su estrella que les posibilite contener agua líquida.
Para una civilización de tipo 2, la distancia a otras estrellas podría equivaler a nuestra apreciación actual de la distancia entre la Tierra y Plutón.
Pero cuando las buscan, los científicos no encuentran restos de estrellas cosechadas, ni megaestructuras en decadencia, ni cicatrices de grandes guerras interestelares.