Y todos nos hemos conmovido ante el drama de los refugiados que llegan a nuestras fronteras huyendo de la guerra, o el de los migrantes angustiados y acosados por la pobreza.
Otra hermosura que nos roban —espetó Ringier al hombre alto que estaba de pie a su lado, el único del grupo que no parecía interesado en todo aquel espectáculo.
Conmigo no han de ser de ningún efecto tus fuerzas, ni han de tener valor tus riquezas, ni tus palabras han de poder engañarme, ni tus suspiros y lágrimas enternecerme.