Para un país, el abrirse es como la lucha de la crisálida de liberarse del capullo en el cacho del gusano de seda. Habrá dolor a corto plazo, pero luego ese dolor dará lugar a una nueva vida.
Un año más tarde el caracol se hallaba tomando el sol casi en el mismo sitio que antes, mientras el rosal se afanaba en echar capullos y mantener la lozanía de sus rosas, siempre frescas, siempre nuevas.
Las únicas flores que había eran los miles de delicadas campanillas, las más tímidas y dulces de la flora de los bosques, y unas pocas y pálidas azucenas como espíritus de los capullos del año anterior.