Frecuentemente se trataba de donaciones de vacas, pollos, máquinas y herramientas agrícolas, máquinas de coser y tejer, así como cursos en distintas esferas.
En un momento el muelle parecía tapizado de pollitos inquietos piando por todas partes, entre los viajeros apresurados que los pisoteaban sin sentirlos.
En medio de aquella algarabía de feria, un hombre muy viejo de aspecto inconsolable, sobretodo de mendigo, se sacaba a dos manos de los bolsillos puñados y puñados de pollitos tiernos.